Ultrasonidos Terapéuticos

Una de las técnicas utilizadas para el tratamiento del dolor y lesiones es el ultrasonido.

¿Para qué sirve? es la pregunta que frecuentemente hacen los pacientes ya que durante su aplicación no se nota sensación alguna que nos diga si está haciendo algo, o no.

A diferencia con otras técnicas que aplican calor,  frío o los electrodos del TENS, que producen sensaciones claramente apreciables, el ultrasonido no produce estas sensaciones, por lo menos de manera apreciable por el paciente.

En la profundidad de los tejidos existen escasos o casi nulos receptores de calor, este es el motivo por el cual el cambio de temperatura producido por el ultrasonido no es percibido por el paciente.

Aunque muchos crean que es un placebo, el ultrasonido tiene usos y efectos comprobados.

El ultrasonido transfiere ondas mecánicas de mayor frecuencia que las del sonido, a través de un medio físico (gel), que permite que pueda propagarse y transmitir esas vibraciones que producen un calor profundo.

La frecuencia y la modalidad de la onda también son importantes. Una frecuencia de 3 MHz aporta más energía que una de 1MHz; como actúa a poca profundidad sus efectos se transmiten en el tejido subcutáneo y facial superficial. Esta característica la hace adecuada para el trabajo estético. La frecuencia de 1 MHz se utiliza en el campo terapéutico porque actúa a mayor profundidad focalizando sus efectos en planos musculares.

Tenemos dos tipos de ultrasonido terapéutico:

  1. Emisión es continua; produce un efecto térmico. La energía ultrasónica provoca fricciones entre las moléculas, elevando la temperatura de los tejidos; esto provoca aumento del metabolismo, vasodilatación y cambios en las características del colágeno. El efecto térmico favorece la cicatrización, la regeneración celular y la elasticidady relajación del tejido.
  2. Emisión es pulsada:  produce un efecto mecánico al generar sucesivas compresiones y descompresiones realizando un micro masaje celular. Este tipo de energía tiene efectos positivos sobre la inflamación, el dolor y el edema.

Este tipo de ondas necesitan de un medio para su transmisión y el aire es un mal conductor, por eso existen diferentes maneras de aplicarlas que facilitan los tratamientos:

  • Directa: se debe utilizar una sustancia de contacto entre el cabezal y la piel, generalmente, un gel al agua, como el usado en las ecografías.
  • Subacuática: permite la aplicación a distancia, es adecuado para tratar zonas irregulares y áreas dolorosas. Se sumerge en el agua la zona corporal a tratar y se sitúa el cabezal dentro del agua a 2 o 3 cm de distancia de la zona diana, manteniéndolo en movimiento.
  • Mixta: se emplea en regiones cóncavas o que no puedan ser tratadas mediante el método subacuático. Se interpone un globo de látex o plástico lleno de agua desgasificada, que se adapte a la zona. Se coloca gel de contacto entre el cabezal y el globo y entre este y la piel para completar el acoplamiento.

Si queremos tratar órganos profundos, deberemos emplear frecuencias más bajas (de 0,5 a 1 MHz).

La atenuación también depende de las características del medio. Los tejidos con mayor contenido en proteínas estructurales (cartílago, tendones, cápsula articular, ligamentos extra capsulares, músculos) absorben mayor cuantía de energía ultrasónica. Podemos decir que el hueso atenúa, a igualdad de frecuencia, 20 veces más que el músculo y otros tejidos blandos, por lo que todo lo situado detrás de un hueso recibirá mucha menos dosis.

Los ultrasonidos tienen diferentes mecanismos de acción:

1.Acción térmica:  La energía de los ultrasonidos absorbida por los tejidos atravesados por el haz se transforma en calor y aumenta la temperatura de la zona tratada. Las moléculas de los tejidos se someten a vibraciones de elevada frecuencia y a consecuencia del rozamiento, la energía mecánica adquirida por las moléculas acaba transformándose en calor.

Si mantenemos el cabezal fijo en un sitio, la temperatura puede elevarse a los pocos segundos unos 6 grados en la zona más próxima al cabezal y unos 3 grados en zonas más alejadas; esta temperatura tiende a permanecer constante, el flujo de sangre regula el calor de esa zona; así evita que se recaliente demasiado.

Si utilizamos una técnica en la que el cabezal se mueve por la zona a tratar, la temperatura varía de manera continua, con valores  menores que en aplicaciones fijas.

2.Acción mecánica:  Los ultrasonidos producen ondas de presión en los tejidos, de este modo, los movimientos rítmicos alternativos que general, presión y tracción, producen una especie de micro masaje celular, que mejora los procesos de difusión. El metabolismo celular aumenta, a lo que mejora también la vasodilatación inducida por el calor.

3.Acción química:  Junto con las acciones anteriores puede observarse una mayor facilidad para la difusión de sustancias. Los ultrasonidos hacen penetrar agua en coloides y pueden transformar geles en soles.

Todo este conjunto de acciones, también producen una acción biológica en la zona a tratar:

  • Vasodilatación de la zona con hiperemia y aumento del flujo sanguíneo.
  • Incremento del metabolismo local, con estimulación de las funciones celulares y de la capacidad de regeneración tisular.
  • Incremento del metabolismo local, con estimulación de las funciones celulares y de la capacidad de regeneración tisular.
  • Incremento de la flexibilidad de los tejidos ricos en colágeno, con disminución de la rigidez articular y de la contractura, en combinación con cinesiterapia.
  • Efecto antiálgico y espasmolítico, que son los más útiles en lo que a indicaciones se refiere.

¿Para que están indicadas las aplicaciones de ultrasonidos?

*Aparato Locomotor. Dolores artrósicos, mialgias, distensiones, tendinopatías, espasmos musculares o puntos dolorosos de las epicondilitis, epitrocleítis o periartritis escapulohumeral. También están indicados en tratamientos antiálgicos de los puntos gatillo del síndrome miofacial. En lesiones deportivas, son útiles en los síndromes de sobrecarga, especialmente en tendones como el aquíleo y el rotuliano, que con frecuencia sufren sobrecarga traumática.

*Sistema circulatorio y nervioso. Por su acción circulatoria y simpático lítica, los ultrasonidos pueden utilizarse en la distrofia ósea refleja; se aplican sobre el ganglio estelar, para provocar un bloqueo mecánico y, de este modo, aumentar el flujo sanguíneo de la extremidad superior. Su capacidad para aumentar el flujo vascular hace que los ultrasonidos pulsátiles sean adecuados para el tratamiento de zonas con riego disminuido y de úlceras cutáneas relacionadas con problemas circulatorios.

¿Qué cuidados debemos tener al aplicar Ultrasonidos?

Los ultrasonidos tienen pocas contraindicaciones específicas. Las más importantes coinciden con las del calor y el aumento de temperatura.da. Bajo ningún concepto aplicaremos ultrasonidos, sobre inflamaciones agudas de cavidades cerradas, como una posible apendicitis aguda, una artritis aguda supurada o una sinusitis aguda.

Los ultrasonidos continuos no se deben en el período agudo de los traumatismos musculoesqueléticos, ya que pueden provocar un empeoramiento de los síntomas (dolor, edema). Sin embargo, los ultrasonidos pulsados con un ciclo de funcionamiento bajo pueden emplearse para obtener analgesia.

La miositis osificante, es una de las complicaciones músculo tendinosas de las fracturas y consistente en la aparición de una masa calcificada en las proximidades de una articulación, que provoca una limitación funcional. Suele darse más frecuentemente el codo, en relación con movilizaciones pasivas forzadas e intempestivas. Si aplicamos de modo precoz ultrasonidos, antes de la consolidación de la fractura, corremos el riesgo de aumentar las probabilidades de aparición. Si la miositis osificante se encuentra todavía en fase de desarrollo, los ultrasonidos también están contraindicados.

Si durante el tratamiento apareciese sensación de quemazón o dolor indica una sobre dosificación o técnica incorrecta y debe examinarse la sensibilidad de la zona.

Con marcapasos, debe evitarse la aplicación de ultrasonidos terapéuticos sobre el área cardiaca. También está contraindicada la aplicación de ultrasonidos sobre la columna vertebral cuando existe una laminectomía, porque el tejido óseo que protege la medula se ha extirpado, lo que expone la médula a la energía de los ultrasonidos.

Los ultrasonidos continuos no deben aplicarse sobre áreas de insuficiencia vascular, ya que la irrigación sanguínea puede ser insuficiente, en relación con la demanda metabólica.

Tampoco deben utilizarse sobre zonas tumorales, por el riesgo de que el incremento de vascularización favorezca la extensión del tumor y la aparición de metástasis.

Deben utilizarse con precaución cuando se aplican en la rodilla lesionada de niños o adolescentes, por la proximidad del platillo de crecimiento del fémur, tibia y peroné. Algunos especialistas no recomiendan su uso hasta que el crecimiento sea ya completo, a los 18 o 20 años.

No se remiendan los ultrasonidos terapéuticos sobre el útero durante el embarazo. Tampoco deben aplicarse sobre el ojo, ya que pueden causar lesiones graves, como desprendimiento de retina.

A diferencia de las microondas o de la onda corta, los ultrasonidos pueden utilizarse en pacientes con implante metálico, ya que no se aumenta en exceso la temperatura en los tejidos blandos, aunque resulte conveniente no utilizar dosis elevadas. Cuando las prótesis son cementadas, los ultrasonidos deben utilizarse con mucha precaución y a muy bajas dosis.

 

Resumiendo, podemos decir que las principales acciones del ultrasonido en el tejido humano vivo son:

  • Acción hiperemiante: conduce a la vasodilatación, contribuyendo así a la mejor irrigación de la zona irradiada.
  • Acción espasmolítica: actúa por aumento de vasodilatación en espasmos vasculares y sobre los filetes nerviosos del sistema neurovegetativo inhibiendo el sistema predominante.
  • Acción anti-edematosa: por aumento de la irrigación sanguínea y por la dilatación de las vías linfáticas permite una mejor resolución de los edemas, también se produce una intensificación de la actividad celular local y un aumento de la permeabilidad de las membranas celulares.
  • Acción analgésica: por una parte, actúa sobre los filetes nerviosos responsables del tono muscular y por otro, facilita la eliminación de los irritantes tisulares.