Es la técnica manual, y una de las ramas de la osteopatía integral, cuyo objetivo es restablecer la falta de movilidad del cuerpo y dar el equilibrio que merece el sistema musculo esquelético, manteniendo la elasticidad de todos los tejidos del cuerpo, que se han visto alterados por el sedentarismo, malas posiciones, esfuerzos intensos, estrés, caídas, etc. Es una técnica manual muy precisa que requiere tanto unos conocimientos profundos de la anatomía, fisiología y funciones del cuerpo humano, así como de la habilidad y destreza manual del profesional.
La Osteopatía estructural es una terapia manipulativa que actúa sobre la estructura del cuerpo (esqueleto, músculos, ligamentos y tejido conectivo) para aliviar el dolor, mejorar la movilidad y restablecer con efectividad la salud general.
Los osteópatas creemos que el ser humano funciona como un sistema completo de trabajo y que tanto su estructura corporal, como sus órganos, sistemas, mente y emociones se hallan todos interrelacionados, y son interdependientes entre ellos. En consecuencia, los problemas que afectan al cuerpo estructural alteran también el equilibrio del cuerpo en general (físico, energético, emocional y mental).
De un modo similar, los problemas internos pueden revelarse en la estructura del cuerpo a medida que éste se adapta para acomodarse a cualquier dolor, incomodidad o enfermedad. Por ejemplo, se puede padecer un dolor lumbar debido a un problema de riñón o ginecológico; o el deslizamiento de un disco intervertebral lumbar puede afectar al control de la vejiga. Manipulando la estructura del cuerpo, los osteópatas intentamos restablecer la salud en la persona, como un todo funcional.
Buena parte de la práctica osteopática se enfoca en aliviar la tensión muscular, lo cual es mucho más que aliviar el dolor y la rigidez. La creencia osteopática de que un músculo relajado es un músculo que funciona, se basa en el hecho fisiológico de que los músculos utilizan grandes cantidades de energía cuando se contraen. El estrés, ya sea mental o físico, hace que los músculos se contraigan, malgastando energía y haciéndolos menos elásticos, de modo que son más propensos al daño. También unos músculos tensos pueden impedir la circulación de la sangre y de los líquidos linfáticos que fluyen a través de ellos.
Relajando los músculos tensos, estos fluidos pueden circular libremente, permitiendo a la sangre transportar los nutrientes y el oxígeno allá donde son necesarios, y dejando que la linfa retire los desechos. Con las costillas y el diafragma ocurre lo mismo, por lo que el tratamiento osteopático en esta zona puede mejorar las condiciones respiratorias existentes, tales como el asma y la bronquitis crónica.
El sistema nervioso es el sistema más complejo del cuerpo. Comprende el cerebro, la médula espinal y millones de células nerviosas, implicadas tanto en los movimientos voluntarios como en los involuntarios, que llegan hasta cada rincón del organismo. Registran el dolor, el gusto, la temperatura, la vista, el sonido, y cualquier otra sensación que el cuerpo humano es capaz de experimentar. Estimulan a las glándulas endocrinas (tiroides, paratiroides, timo, suprarrenales, pituitaria, páncreas, ovarios y testículos), que son las encargadas de «fabricar» las hormonas.
Las células nerviosas también regulan la circulación sanguínea, la linfa y la respiración. Los beneficios de la osteopatía para la persona en su conjunto se consiguen a través de las manipulaciones sobre el sistema nervioso.